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7 Julio 2020 - Historia

ALIMENTACIÓN SEGURA DURANTE LA EMERGENCIA

A 12 year old girl next to her grandma at home

Lucía* de 12 años es la mayor de tres hermanos y, como otras niñas de su edad, también es curiosa y en ocasiones tímida. Originaria del departamento del Quiché, Lucía* cursa este año el tercer grado de primaria en una escuelita de su barrio muy cercana a su hogar, lo que, hasta hace algún tiempo, nunca le había impedido movilizarse para seguir aprendiendo.

Sin embargo, ante la llegada del COVID-19 a Guatemala, esta pequeña niña también ha aprendido a adaptarse a los cambios que trajo consigo la pandemia, puesto que aún cuando la escuela esté a corta distancia de su casa, el peligro del contagio no le permite salir como lo solía hacer antes.

Me da tristeza que ya no pueda ir a la escuela como lo hacía siempre, también porque es una esperanza de vida para Lucía* y su plato de comida era seguro” comenta doña Renata* abuelita de la pequeña niña, quien cuida de ella desde que sus papás tuvieron que migrar en busca de una mejor oportunidad de vida para su familia.

No obstante, desde hace algunos meses, doña Renata* asiste puntualmente a la escuela de su nieta para recoger los alimentos que le corresponden, como parte del Programa de Alimentación Escolar. Este esfuerzo, que se realiza desde hace ya un tiempo atrás en coordinación con el Ministerio de Educación y Save the Children a través del “Programa de Lecto-Escritura, Educación y Nutrición Sostenible” (LENS), tambíen ha debido adaptarse ante la emergencia. Ahora, los padres de familia asisten a los establecimientos educativos de sus hijas e hijos para recibir la ración de hogar, mientras los niños permanecen en casa por la amenaza del COVID-19.

Yo agradezco mucho estas entregas” menciona doña Renata*, mientras recibe la bolsa de alimentos.

Mientras esto ocurre, la pequeña Lucía* desea continuar superándose y aprendiendo nuevas cosas, para que en el futuro pueda ayudar a su familia mejorando sus condiciones de vida.

 De grande me gustaría ser maestra para enseñarle a otros niños y ser como mis maestras” dice Lucía*, quien, de acuerdo con su maestra de grado, es una niña que se caracteriza por ser muy respetuosa, aplicada y muy participativa en clase.

Estas acciones, que también han sido posibles gracias al apoyo de los voluntarios a nivel comunitario, han permitido llegar a 263 escuelas en 6 municipios del Quiché, beneficiando a más de 38 mil niñas y niños, quienes ahora cuentan con acceso a la alimentación segura durante la emergencia.