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15 Enero 2020 - Historia

Formación técnica como herramienta para el desarrollo social

“En el futuro, el sueño es poder montar mi propio salón de corte de cabello”.

Tomás Elías Raymundo de Paz (TR)

Según Tomás, un hombre joven, de 32 años, en Nebaj, Quiché, muchas de las personas que han concluido el diversificado no tienen la oportunidad de desempeñarse en la carrera que han estudiado, por lo que se dedican al comercio informal y a la agricultura; situación que los frustra, pues aun esforzándose mucho, con ninguna de esas dos actividades logran tener ingresos estables, que les permitan tener una vida digna. Considera que los perfiles laborales para trabajos bien remunerados están basados en estándares que no son fáciles de alcanzar, pues requieren de un nivel académico que difícilmente pueden costearse los jóvenes guatemaltecos.

Tal situación los obliga a emigrar en búsqueda de mejores oportunidades, a pesar de las dificultades que ello conlleva. Él opina que la migración implica enfrentarse a muchos riesgos. En principio, se compromete la economía familiar por la cantidad de dinero que se invierte para el viaje y, muchas veces, ese capital proviene de la hipoteca de una casa o un terreno. En el caso de las mujeres migrantes, son presas más vulnerables para la trata de personas y, en muchas ocasiones, son abusadas por quienes las trasladan. A su parecer, cruzar la frontera sin documentos, sin duda, supone un riesgo para la vida. Si a pesar de los aprietos que les toca vivir a los migrantes, no logran llegar a su destino, la situación al volver se torna sumamente crítica, dado que, en la mayoría de los casos, han adquirido una deuda que no pueden sufragar.

“Yo me he dado cuenta que sí se ha ido un buen número de jóvenes, siempre buscando otras oportunidades fuera del país. Unos que sí han alcanzado llegar al lugar a donde ellos han pensado llegar, pero, también, otro grupo ha regresado y cargan con el trauma de que no pudieron alcanzar los sueños que ellos se proponían en la vida… Al regresar de ese viaje, se queda un trauma, en donde uno siente que todo terminó y que uno no puede encontrar oportunidades en su propia tierra, en su propio país” (TR).

Según lo que Tomás ha observado, cuando los jóvenes deciden emigrar no lo hacen pensando en quedarse en el país de acogida, sino que tienen la intención de lograr ahorrar lo suficiente para poder regresar a su tierra a comprar una casa y montar un negocio, que les permita vivir holgadamente.

Apoyado por Save The Children, Tomás estuvo becado en un curso de corte de cabello, durante 80 horas presenciales.  En dicha formación logró desarrollar destrezas para el corte y peinado de cabello, tanto para hombres como para mujeres. Aunque no ha sido sencillo encontrar clientela, ya ha empezado a trabajar en esa disciplina.

“En mi caso, pude aprender muchas cosas…Me ha ayudado a salir a otros lugares, para practicar lo aprendido” (TR).

Tomás es parte de un grupo de jóvenes que, con el apoyo Save the Children, están desarrollando un emprendimiento colectivo, que consiste en abrir un salón de belleza, en el que todos puedan practicar lo aprendido y ejercer su nuevo oficio de forma remunerada. De momento, cada uno posee un kit básico de trabajo, que se les proporcionó durante el curso. Asimismo, cuentan con el ofrecimiento del capital de inicio para el montaje del local. De ahí en adelante, ellos asumirán la responsabilidad de cubrir los gastos de alquiler y servicios del lugar. El principal objetivo es darse a conocer como estilistas y, a mediano plazo, independizarse y abrir sus propios salones.

“…En lo personal, yo nunca había maniobrado el cabello de una mujer y ahora sé por dónde empezar y por dónde ir cortando y sí, me ha ayudado bastante…Tenía el sueño de poder aprender y, por lo mismo, me inscribí en el curso” (TR).

Pese a que desarrolló las competencias necesarias para empezar, cree que necesita profesionalizarse y que todavía le faltan muchas cosas por aprender, pero está seguro de que ya ha empezado a dar los primeros pasos para desenvolverse en un campo que le gusta y que le podría dar la estabilidad económica que anhela.

“Yo puedo ver un futuro positivo, siempre y cuando uno pueda tener apoyo…” (TR).

Aunque en algún momento de la vida lo veía como única opción, Tomás ya no piensa en migrar, sin embargo, cree que mientras no haya suficientes oportunidades educativas y de trabajo, seguirá habiendo jóvenes que decidan escapar de la pobreza, encaminando sus pasos hacia otras latitudes, pues sin una formación sólida es muy difícil insertarse en el mercado laboral nacional. Está convencido de que la formación técnica es una herramienta fundamental para el desarrollo social.

“Debería de haber más instituciones, organizaciones que se deberían enfocar más hacia cursos técnicos, porque son los que sí se pueden desenvolver más en la sociedad” (TR).