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30 Septiembre 2020 - Historia

ORGANIZACIONES COMUNITARIAS, JUNTAS POR LA NIÑEZ DURANTE LA PANDEMIA

Local producer with fresh products for schools

La comunidad de Pulay, ubicada en Nebaj, a 262 kilómetros de la ciudad de Guatemala, es el hogar de una escuela que atiende a más de 300 estudiantes, con el apoyo del equipo docente y de 2 madres voluntarias que preparan la alimentación escolar. Gracias a la estrecha coordinación con los líderes y autoridades locales, Save the Children implementa en este establecimiento el “Programa de Lecto-Escritura, Educación y Nutrición Sostenible” – LENS-, y USDA-LPR: Nuestra Cosecha.

Los procesos de seguimiento, acompañamiento y trabajo coordinado del equipo técnico y supervisores de Save the Children, fue clave para que las autoridades locales tomaran la decisión de adoptar los procedimientos y completar la documentación que era requerida para la gestión de alimentos.

A nivel comunitario, los beneficios que proporciona este programa son diversos; el prioritario se refiere a los beneficios nutricionales para los niños, ya que el aporte del programa MGD-LENS permite a las escuelas adquirir otros alimentos de alto valor nutritivo que mejoran en gran medida la salud y el bienestar de los estudiantes. Esto incluye la entrega de productos frescos provenientes de productores locales que también forman parte del programa USDA-LPR en la misma comunidad.

La suspensión de las actividades educativas, debido al cierre de escuelas a nivel nacional a causa de la pandemia COVID-19, ha permitido fortalecer las estructuras y organizaciones comunitarias de voluntariado existentes. Las autoridades y líderes comunitarios se han unido a los docentes y directores de escuelas, así como a las PTA, para facilitar los procesos de administración y logística de la obtención de insumos a nivel comunitario, asumiendo la responsabilidad directa de tareas como: recepción, almacenamiento temporal, empaque, distribución de alimentos, además de completar la documentación requerida.

Estas actividades evidencian que una emergencia también puede crear oportunidades para un autoanálisis, impulsando el cambio de comportamiento. No cabe duda de que la suma de los esfuerzos de todos los miembros de la comunidad, resulta en un mejor bienestar para las familias, pero especialmente para las niñas y niños.