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22 Enero 2020 - Historia

Prevenir y proteger: palabras clave para el ejercicio de los derechos de niñas, niños y adolescentes

“…Por la situación económica que viven (los niños), ven que el dinero no les alcanza a los papás y deciden salir (fuera de la comunidad, del municipio o del país) para buscar un trabajo… A veces se los llevan con engaños”.

Hilda Juana Terraza Brito (HT)

La problemática de la trata de personas es profunda y latente en el país, situación de la que no está exento el municipio de Nebaj, lugar en donde Hilda Terraza trabaja como Oficial de programas escolares y comunitarios, en el proyecto Prevención de trata de personas de Save The Children.  Conforme a lo que ella ha podido observar, el problema se invisibiliza porque no se divulga y, ya sea por temor o desconocimiento, no se denuncian todos los casos. Tales son las razones por las cuales el proyecto se ha propuesto trabajar en la formación de estudiantes, docentes y líderes comunitarios, para fortalecer la protección de los grupos más vulnerables: los niños, niñas y adolescentes (NNA). En las comunidades pobres de Guatemala, muchos de ellos necesitan buscar un empleo para apoyar económicamente a sus familias y, por su inocencia, son blancos fáciles para los traficantes de personas.

“…Viene mucha gente de afuera a ofrecer empleos.  Dejan volantes en los postes, diciendo: buena oportunidad de trabajo, no se necesita de estudio y hay un buen pago.  Entonces, quiera o no, por la situación económica en la que nos encontramos, cualquiera dice: voy a probar.  De repente, desaparecen y se los llevan…” (HT).

Es una gran cantidad de niñas y adolescentes las que son víctimas de trata de personas cuando buscan una ocupación laboral. Muchas veces son engañadas, les hacen creer que las están contratando para un trabajo, cuando realmente las intenciones son otras. Es frecuente que les ofrezca un empleo cómodo, estable y bien remunerado y, ciertamente, las están llevando, por ejemplo, a una tortillería, en la que el horario laboral inicia antes del amanecer y concluye hasta bien entrada la noche, en donde, además, las mantienen encerradas, sin posibilidad de escapar, durmiendo y comiendo en condiciones deplorables.  La experiencia puede ser más traumática, todavía, en las ocasiones en las que el lugar de destino es una cantina, en la que fungen como meseras y sexoservidoras.

La trata de personas está fuertemente vinculada con la migración.  Los riesgos del tránsito ilegal son altísimos y los NNA están sumamente expuestos a situaciones en las que peligra su integridad. Sin embargo, según expone Hilda, la necesidad económica es tan grande, que los padres, muchas veces, ven la migración como única opción para mejorar su calidad de vida y deciden llevar a sus hijos con ellos, pues piensan que, si van acompañados de un menor, les será más fácil la entrada al país de destino.

Con la intención de evitar esas violaciones a los derechos de los NNA, el proyecto Prevención de trata de personas trabaja a nivel escolar y comunitario.  En las escuelas, se ocupa de ofrecer herramientas educativas para la prevención de la violencia y para fortalecer la cultura de denuncia, a través de la capacitación de estudiantes y docentes, con metodologías lúdicas y participativas. El trabajo con los líderes comunitarios ha consistido en la creación de comisiones de protección, cuya función es estar vigilantes para evitar posibles situaciones de violencia sexual y familiar, así como casos de trata de personas.

En los centros educativos, además de los talleres de formación, se implementaron los centros recreativos CREA, que son salones equipados con recursos pedagógicos y audiovisuales, en los que los estudiantes y docentes pueden profundizar sobre los temas mencionados, de forma divertida y agradable. 

Después de dos años de ejecución, se ha observado que los NNA:

  • conocen sus derechos;
  • están al tanto de los riesgos de migrar sin documentos;
  • reconocen los diferentes tipos de violencia:
  • se expresan con mayor soltura y saben que tienen derecho a hablar sobre lo que les pasa;
  • están empoderados para denunciar situaciones de violencia que les puedan ocurrir;
  • saben a qué instancias deben acudir si llegasen a ser víctimas de algún tipo de violencia.

En cuanto a las autoridades comunitarias se ha logrado que:

  • estén interesados en el tema;
  • tengan claridad de cómo y donde denunciar (rutas de denuncia y derivación);
  • asuman un compromiso tangible con la comunidad para disminuir la violencia y trata de personas, a través de la formación de las comisiones de prevención de la violencia.

Hilda tiene claro que, para que el proyecto sea sostenible, es fundamental el involucramiento de las autoridades comunitarias. La esperanza de permanencia de las acciones realizadas está colocada en las comisiones de prevención, quienes han asumido el compromiso de seguir formando a los líderes comunitarios. 

“Lo que nosotros no queremos es que eso termine, queremos que se mantenga la comisión, para la sostenibilidad… Porque ellos viven ahí, en las comunidades… Los permanentes son los líderes comunitarios.  Entonces eso es lo que nosotros queremos que (lo ejecutado por el proyecto) sea permanente y sostenible” (HT).